viernes, 10 de agosto de 2012

Cuidar su vida cuidando su medio

¿Se han parado a analizar los productos diarios con los que nuestros hijos conviven? Hagan la prueba. Fíjense en las etiquetas de los productos de limpieza de la ropa, sobre todo detergentes y suavizantes. Miremos la etiqueta de los productos de limpieza de la casa,  ambientadores, colonias, desodorantes, etc. Investiguen un poco en qué consisten y las consecuencias para la salud.
Hasta que no aparece el problema es lógico que no nos preocupemos, pero estamos llenando nuestro mundo, que es el de nuestros hijos, de productos químicos cada vez más agresivos. Y vuelvo a preguntar como en el apartado de la alimentación ¿Nos extrañamos de que cada vez haya más niños con alergias?
Los enfermos con sensibilidad química son, como ellos suelen decir, el canario de la mina. Ellos han sido los primeros en caer, pero no cabe duda de que si no hacemos algo acabaremos mal.
Hace unos días he protagonizado un episodio que me ha alertado. Estando en Atocha entré en un restaurante. De pronto comencé a sentir un escozor tremendo en el ojo derecho con gran abundancia de lágrimas y una sensación de hinchazón en el tabique nasal del mismo lado y embotamiento mental. Estaban limpiando una mesa con un producto evidentemente muy tóxico. En mi casa uso productos de limpieza con moderación sin tener ninguna sintomatología. Me acordé de los productos que se usan en los colegios, son estos mismos productos amoniacales agresivos. Las empresas de limpieza que contrata la administración, con precios cada vez más ajustados, emplean productos que "desinfecten" mucho y con poco gasto. Ese ambiente tóxico es en el que nuestros hijos están inmersos.
Es imprescindible tomar conciencia y empezar a limpiar con productos naturales y olvidarse de esta ingenieria química industrial que nos está matando