sábado, 31 de diciembre de 2011

EL NACIMIENTO DE LA PERSONALIDAD

imagenes para blogspot Un año nuevo se despliega ante nosotros y quizás nos preguntemos cómo será. Como bebé recién nacido viene cargado, para quienes lo esperamos, de esperanzas, expectativas e incertidumbre.
Posiblemente igual que creemos que los acontecimientos que nos tocarán vivir este 2012 no tienen que ver con nuestras acciones, podemos pensar que la personalidad de un bebé puede achacársela a la genética o, en cualquier caso, a algo que se escapa de nuestro control.
Pero no es del todo así. Las acciones generan reacciones, y en caso del ser humano las reacciones que demuestran su eficacia en desterrar la tensión se graban profundamente en la memoria,  conformando una característica manera de responder a las situaciones  que lo harán predecible, incluso inflexible. La cristalización de nuestros mecanismos de defensa, de la respuesta que damos a nuestros conflictos, de nuestra forma de buscar placer y evitar el dolor, es a lo que llamamos personalidad.
La conformación de la personalidad no depende enteramente de los estímulos externos pero no es ajena al medio, por ello no estará de más reflexionar sobre este punto por si nos puede ayudar a desarrollar en nuestros hijos personalidades que les ayuden a ser más felices.
Un niño al que se le exige demasiado, que sólo consigue amor a base de ser excelente, sumiso con las normas, puede acabar siendo un perfeccionista, inflexible consigo mismo y los demás.
 Actualmente se habla con preocupación creciente de los "niños tiranos", los que quieren salirse con la suya a toda costa. Exigen objetos, regalos, ropa, y todo lo hacen a gritos, con vehemencia cuando no con auténtica violencia. Son niños inseguros del cariño de sus padres, incapaces de haber sentido que son importantes para ellos. En sus histriónica conducta ponen a los padres contra la pared en una agónica jincana para probar hasta qué punto son aceptados. Suelen ser hijos de padres física o emocionalmente ausentes, incapaces de hacer sentir a sus hijos seguros de su aceptación y amor. Padres e hijos se meten en una espiral de chantajes emocionales de los que todos saldrán heridos.
Una personalidad que cada vez  cultiva más nuestra sociedad es la del triunfador, aquel que destaca por sus logros no por quien es. Son niños que se sienten impelidos a  conseguir el éxito en las tareas que emprenden, no importa lo mucho que se esfuercen, sino que consigan destacar. No se les pregunta cómo se sienten sino qué han hecho. Asociarán su valía a  la consecución del logro: tanto tienes tanto vales y cuanto más mejor.
Sean como sean nuestros hijos para llegar a ser adultos sanos habrán de haberse sentido niños arropados, queridos, alentados, aceptados, respetados, reconocidos en su individualidad. De esta forma completarán su ciclo vital felizmente como esperamos que lo haga este año que comienza.
Feliz año para todos.

viernes, 30 de diciembre de 2011

La atención, base del aprendizaje

La atención es una facultad cognitiva gracias a la cual podemos desarrollar nuestras potencialidades.Sí, así de importante es.  
Se decía que los bebés no tienen aún desarrollada esta facultad, pero no es cierto, venimos dotados con una capacidad innata para atender, aunque de forma diferente a lo largo de la vida.  
Los bebés atienden a los estímulos un corto periodo de tiempo. Cuando el estímulo pierde su novedad el bebé pierde su interés en él. Esta forma de atender es importante en una etapa de la vida en la que el bebé debe abrirse al máximo de experiencias posible. Las conexiones neuronales se están formando y serán más ricas cuanto más estímulos lleguen a su cerebro.
Es por esto que es importante que nuestros bebés cuenten con situaciones de estimulación visual, auditiva, corporal o propioceptiva, olfativa gustativa y táctil. Tanto más importante si han nacido prematuramente y han necesitado estar un tiempo en incubadora o simplemente parecen demasiado pasivos para explorar por si mismo el medio y abastecerse de estímulos diversos.
Pongamos sobre su cuna móviles que puedan mirar mientras están despiertos. Hablémosles mientras les cambiamos o nos preparamos para cogerlos en brazos. Todo ello desde el momento de su nacimiento.
Cerciorémosno de que desde su primer mes nos sigue con la vista, busca el estímulo sonoro, se acopla en nuestro regazo. Más adelante cogerá objetos, los manipulará y posteriormente señalará lo que quiere. Está sentando las bases de su condición humana y la atención juega un papel importante en su desarrollo.
Posteriormente será capaz de ser cada vez más selectivo en los estímulos a los que presta atención, olvidando aquellos que no le producen placer o no sirven para conseguir un fin. Este cambio le está preparando para solucionar los problemas que tendrá más adelante. Ya no necesita tanto abrirse a todas las experiencias posibles sino más bien descubrir las posibilidades que le ofrece el medio. Y así nace la concentración.
En este mundo actual en el que no concedemos tiempo a nada, donde los libros se hacen cada vez más delgados con el afán de que ser leídos en su integridad y las noticias se sintetizan hasta convertirlas en titulares, es díficil educar a nuestros niños en la concentración. Pero precisamente por ello es imprescincible trabajar esta faceta en ellos.
Para conseguirlo, a partir de los dos años, no los saturemos de estímulos. Cuando se aburra de un objeto ayudémosle a explorar nuevas facetas que se le pueden haber pasado por alto.
En esta época de regalos a los niños busquemos juguetes que puedan ser usados de múltiples formas. No les demos todos los regalos a la vez. Regalen objetos que despierten y estimulen su imaginación, sus habilidades personales y sociales. ¿Difícil? Tanto más cuanto más mecánicamente nos hayamos metido en la sociedad de consumo. Pero no desesperen, sus hijos sabrán sacarle todo el provecho a la caja de cartón donde venía ese juguete superfantástico que dejó de funcionar a las 24 horas de usarlo.