lunes, 28 de noviembre de 2016

El CAIT S. Juan de Dios cumple 10 años

El CAIT S. Juan de Dios de Córdoba cumple 10 de funcionamiento.
Desde su apertura se ha dado tratamiento a 1,225 niños de edades comprendidas entre cero y seis años.
Felicidades compañeras. Me consta que vuestro buen hacer sigue repercutiendo en las familias a cuyos peques tratáis. No puede ser de otro modo cuando la organización deja aflorar el capital humano con el que cuenta.
Fuerza, y a seguir dando lo mejor de vosotras.
Un abrazo.

domingo, 27 de noviembre de 2016

Quien maltrata a su pareja no es buen padre

Estos días estamos viviendo las movilizaciones contra el maltrato a la mujer. Estas actividades, junto con las nuevas normativas y sensibilización social han
hecho posible visibilizar el infierno que viven las mujeres que conviven con su maltratador. Pero aún queda una asignatura pendiente: los niños.
Los hijos de un maltratador son usados por éste como arma arrojadiza contra la madre. Pero no se le da la importancia que se merece. Estos hijos viven en un ambiente de violencia que debería estar muy lejos de ellos. Algunos desarrollarán una actitud violenta, otros permanecerán en actitud miedosa o ausente, pero todos crecerán marcados de por vida.
La escuela es un observatorio privilegiado para descubrir maltrato  en el hogar a partir del estado anímico de los niños, sus juegos, sus dibujos e incluso sus verbalizaciones.
Pero el hogar sigue siendo un lugar privado, donde los demás no tienen derecho a meter las narices.
Hay mujeres que no denuncian por miedo o dependencia económica o psíquica, en tales casos no se puede hacer nada.
La normativa que regula la convivencia escolar permite que un maestro que sospeche maltrato en un niño pueda llevarlo al médico sin permiso de los padres, por supuesto hablamos de huellas de golpes en su pequeño cuerpo. Pero qué pasa cuando no hay señales visibles, cuando el sufrimiento y el miedo se alojan en su interior. Yo pregunto si ver miedo, golpes, vejaciones en su madre, posiblemente a diario, no es maltrato para estos menores, incluso algunos pagan con su vida.
Mientras los educadores infantiles y juveniles no puedan actuar directamente, incluso cuando la madre no lo haga, para proteger a los niños de un medio tóxico de miedo y violencia, garantizando al tiempo la seguridad de la mujer, podemos seguir participando en manifestaciones, pero la lacra del maltrato se mantendrá aún por muchas generaciones.