lunes, 16 de febrero de 2015

COMUNICAR - HABLAR oralismo - lenguajes alternativos.

Los seres humanos nacemos con necesidad de comunicar, que va más allá de las palabras.
Cuando un niño tiene un problema de comunicación muchas veces los padres se angustian por la falta de lenguaje de su hijo. Intentan contratar profesionales para que les enseñen a hablar. Si bien es cierto que es muy emocionante la primera vez que tu hijo dice papá o mamá es preciso saber que lo primero es la necesidad de comunicar, y esa necesidad se hace con todo el cuerpo.
El primer diálogo madre-hijo se realiza en las tomas. El niño busca los ojos de su madre. El diálogo comienza en ese contacto ocular en el que se reconoce al otro.
Sobre los tres meses comenzarán las imitaciones del niño ante el diálogo de sus padres, comenzarán los movimientos de boca y algunos sonidos que los padres imitarán: el célebre "ajo". Ese estadio es primordial para el desarrollo del lenguaje, y hay que cuidarlo y mantenerlo. Primero son los adultos quienes imitan al niño y luego será éste el que imite al adulto.
El siguiente nivel es el de la jerga, mediante ella los niños imitan la prosodia de quienes le hablan, esa cadencia rítmica que hace reconocible nuestro lugar de procedencia. El lenguaje verbal, como tal aparece después.
En los niños con problemas de comunicación por problemas sensoriales, motóricos o cognitivos esta secuencia o no existe en absoluto o tiene algunos eslabones perdidos, y aunque es necesario enseñar al niño a hablar, en la medida de lo posible,  no debemos perder de vista la comunicación, ese acto de profundo intercambio que nos hace personas.
Con niños hipoacúsicos moderados o severos asistimos a la polémica de oralismo o lengua de signos incluyendo cuándo empezar con una u otra. Parece un debate trasnochado y que el tratamiento se decanta actualmente por el bilingüismo, pero mi experiencia es que es algo candente al que asistimos a menudo. Es más, en Córdoba el único CAIT (centro de atención infantil temprana) que nació para el tratamiento bilingüe en niños con problemas auditivos ha desaparecido por problemas económicos.
El niño sordo tiene derecho a ser bilingüe porque es la manera de que no sólo comprenda a los otros y exprese necesidades y deseos, sino que alcance conceptos a edad temprana y así su cerebro logre un desarrollo adecuado.
Otro tanto ocurre cuando la dificultad es cognitiva o motórica. Existen lenguajes alternativos que ayudan al niño a comunicarse con el medio cuando aún no lo pueden hacer de forma oral y ese derecho no se lo podemos negar.
Me duele ver cómo aún existen profesionales que insisten en un oralismo a ultranza sin tener en cuenta las necesidades del niño. El título de esta entrada es comunicar-guión-hablar y no comunicar versus hablar porque no se trata de una disyuntiva, lo primero tiene que llevarnos a lo segundo siempre que se pueda, y si no se logra el lenguaje verbal habremos conseguido que esas personas se comuniquen en su medio con sus iguales, siendo conscientes de que tienen un sitio y que se les considera.