domingo, 23 de diciembre de 2012

La comida es un acto educativo y de salud.

 
La comida es mucho más que un medio para mantener el estómago calmado. No son pocos los que convierten el acto de comer en un trámite, o un modo de calmar su ansiedad. Lo malo es que lo transmitimos a los niños. ¿Cuántos de nuestros niños comen ante un televisor sin disfrutar de las texturas, sabores y colores de los alimentos?
La comida también puede servir como un principio de desarrollo sensorial que podemos convertir en algo perceptivo y por lo tanto cognitivo. Si enseñamos a nuestros niños a degustar, discriminando sabores y texturas, relacionándolas con los ingredientes que le dan al alimento tales características, estamos desarrollando su capacidad cognitiva. Su cerebro estará trabajando a la vez que disfrutando.
Pero no olvidemos que los alimentos son nuestra fuente de salud. Hipócrates dijo "que tu medicina sea tu alimento y que tu alimento sea tu medicina". Para conseguir esto es preciso ofrecer unos alimentos sanos. En una época en la que la industria agroalimentaria no siempre ofrece productos fiables, es preciso hacer un esfuerzo para lograrlo.
Me alegro siempre que oigo que hay un movimiento para alcanzar este objetivo, algo en lo que España se encuentra bastante por debajo de la media europea. No obstante, empiezan a verse intentos alentadores, como es el caso de "La cazuela ecológica", una empresa fundada por unos jóvenes emprendedores que están haciendo un esfuerzo ímprobo por hacer asequible que los pequeños y los no tan pequeños tengan acceso a un menú ecológico. Esta iniciativa parece que intenta aunar los dos aspectos que menciono, salud y educación, lo cual me parece una idea estupenda.
Desde aquí animamos a propuestas como la de estos chicos: los comienzos siempre son difíciles, pero con fe, honradez y empeño lo conseguiréis.