martes, 31 de agosto de 2010

El apego, el universo afectivo de los niños

Pronto comenzarán las clases y muchos niños irán a la escuela infantil. Comienza la época de abrazos interminables y llantos desconsolados.


Cuando nos separamos de nuestros hijos lo que más nos desgarra es su llanto. Sin embargo ese llanto puede ser síntoma de una relación adecuada con sus progenitores o cuidadores.

El apego que un niño siente por la persona que lo cuida es la base de su desarrollo afectivo posterior, por lo que hay que buscar que dicho apego sea de calidad.

Los autores que más estudiaron el apego fueron Bowlby, Ainsworth y Main.

Estos investigadores concluyeron que existen diferentes modos de relación o apego. De su naturaleza dependerá la futura estabilidad emocional y salud mental del bebé cuando se convierta en adulto.

Cómo desarrollar la iniciativa en nuestros hijos

No pocos padres declaran que a ellos no les gusta imponer sus criterios a sus hijos de forma vehemente aunque estos sean de corta edad, antes bien prefieren consensuar, llegar a un acuerdo. Muchas madres admiten que les es difícil hacer que los niños recojan sus juguetes, coman la comida que se les propone o acepten vestirse, a no ser que elijan la ropa (hablamos de niños de tres o incluso dos).


Piensan que imponerse es reprimir los impulsos naturales de sus hijos, coartar su iniciativa. En ocasiones esta actitud lleva a situaciones un tanto extravagantes como el niñito de dos años que apareció un día en la escuela portando la batidora de casa porque se “había empeñado en llevársela al colegio” y para impedir males mayores la madre le había quitado las cuchillas. Todo menos decir no.

Es cierto que a tomar decisiones se aprende paulatinamente, no es un don que aparezca repentinamente al cumplir los 18 años ¿Cómo desarrollar su capacidad de iniciativa sin convertirlos en pequeños tiranos?

¿Soy una buena madre o un buen padre?

A veces, a no pocos padres les asalta esta pregunta, aunque con mayor frecuencia son las mujeres quienes se la hacen. Cabría preguntarnos qué es ser un buen padre o madre. Casi todo el mundo tenemos una imagen idealizada de lo que significa ser padres, lo cual conlleva, la mayoría de las veces, superar con nuestros hijos los defectos que a nuestro juicio tuvieron nuestros padres en nuestra crianza y educación. De esta forma nos decimos yo seré más paciente, o más cariñoso, más dialogante, etc. Irremediablemente esto lleva a juzgar nuestras acciones como padres a través de una visión idealizada y por lo tanto falsa de la realidad.

El problema viene cuando los hijos nos dejan sin respuesta o no responden a la imagen idealizada que nos hacemos de lo que sería un niño bien educado. En ese momento entramos en crisis y toda una cascada de pensamientos culpabilizadores nos asaltan. En principio nos debería tranquilizar pensar que los auténticos malos padres nunca se hacen esta pregunta.

Los pañales, algo más que una cuestión de limpieza

El control de esfínteres, tanto anal como vesical, marca un hito en el desarrollo del niño, uno más entre muchos. Sin embargo para muchas madres tiene una importancia inusitada.

Hay madres que se jactan de que sus bebés lo hacían en el orinal con sólo un año. Otras se manifiestan frustradas porque no lo consiguen. La frustración puede convertirse en desesperación cuando se acerca el momento de entrar en el segundo ciclo de la educación infantil. En los coles de infantil y primaria no hay personal para ocuparse expresamente de la limpieza de los niños y la falta de control de esfínteres podría suponer un problema en la escolarización.

¿Cuándo y cómo acometer la enseñanza del uso del aseo sin que resulte penoso para los niños?

Los horarios ¿Por qué son importantes?

Los bebés y los niños pequeños no tienen el concepto de tiempo como los adultos. Parece ser que esto es debido -como nos dice Gopnik- a que tienen dificultad en entrelazar los recuerdos para conseguir un relato continuado hasta que son más mayores. Por ello los niños hasta los 4 o 5 años tienen tanta dificultad para contar lo que han hecho en la escuela infantil, contestando invariablemente con un decepcionante “pintar” o “jugar” cuando se les pregunta. Sin embargo son capaces de recodar detalles concretos de forma vívida. Por ello si queremos saber qué ha hecho en el cole será mejor preguntar sobre una actividad concreta que sepamos que ha realizado ese día, por ejemplo ¿qué has pintado?, si sabemos que lo ha hecho.


Esta dificultad para manejarse en el tiempo es el causante de que las separaciones temporales de la madre o padre puedan resultar traumáticas en el momento de la separación porque no saben cuando cesará, aunque normalmente puedan olvidarse de su pena completamente pasado un corto tiempo.

jueves, 19 de agosto de 2010

¿Problemas para dormir?

Hay niños que parece que cuanta más actividad tienen menos necesitan dormir. Otros que se despiertan en la noche, parlotean y luego se duermen sin requerir la presencia de los padres. Otros en cambio lloran hasta que consiguen levantar a los padres y los consuelan. Otros que sólo se duermen si se acuestan con ellos su padre o su madre. Otros que duermen como marmotas y otros que requieren poco tiempo para tener las pilas recargadas. Y es que somos personas diversas con necesidades diversas. El problema aparece cuando estas necesidades colisionan con la de los progenitores o éstos piensan que pueden desembocar en malos hábitos que impidan un desarrollo posterior sano ¿cómo discernir qué está dentro de lo tolerable y qué habría que cambiar?

Chupete sí, chupete no.

El chupete es un sustitutivo del pecho materno. Como tal al bebé lo tranquiliza dándole seguridad al recordarle la proximidad de la madre. Pero sabemos que el chupete puede ser el causante de malformaciones bucales: paladar ojival y mala implantación dentaria son las patologías más corrientes, sin hablar de la costumbre, afortunadamente casi desarraigada, de mojar el chupe en azúcar o líquido azucarado provocando la caries más agresiva que se conoce, aunque también puede ser provocada por el biberón cuando se usa como sustitutivo del chupete. Además, puede ser una fuente de patógenos al caerse al suelo, por ejemplo.
¿Qué hacer, pues? La solución pasa por

miércoles, 18 de agosto de 2010

Cuando la comida es un problema

Tener un niño con problemas para alimentarse da bastantes quebraderos de cabeza a los padres y provoca no pocas consultas a los pediatras. Es normal, al apetito lo tenemos relacionado con la salud, y esto es un aspecto capital en la crianza.
En ocasiones se trata de niños inapetentes, a los que hay que engañar o entretener para que coman sin necesidad de que presten una colaboración muy activa en su nutrición. Otras veces son niños que tienen un apetito selectivo, es decir, sólo les apetecen determinados alimentos. Otros pequeños no aceptan dejar las papillas o los biberones y rechazan la comida si no está triturada.
Intentaremos analizar qué puede estar pasando en cada una de estas situaciones y qué podemos hacer al respecto.