
Se decía que los bebés no tienen aún desarrollada esta facultad, pero no es cierto, venimos dotados con una capacidad innata para atender, aunque de forma diferente a lo largo de la vida.
Los bebés atienden a los estímulos un corto periodo de tiempo. Cuando el estímulo pierde su novedad el bebé pierde su interés en él. Esta forma de atender es importante en una etapa de la vida en la que el bebé debe abrirse al máximo de experiencias posible. Las conexiones neuronales se están formando y serán más ricas cuanto más estímulos lleguen a su cerebro.
Es por esto que es importante que nuestros bebés cuenten con situaciones de estimulación visual, auditiva, corporal o propioceptiva, olfativa gustativa y táctil. Tanto más importante si han nacido prematuramente y han necesitado estar un tiempo en incubadora o simplemente parecen demasiado pasivos para explorar por si mismo el medio y abastecerse de estímulos diversos.
Pongamos sobre su cuna móviles que puedan mirar mientras están despiertos. Hablémosles mientras les cambiamos o nos preparamos para cogerlos en brazos. Todo ello desde el momento de su nacimiento.
Cerciorémosno de que desde su primer mes nos sigue con la vista, busca el estímulo sonoro, se acopla en nuestro regazo. Más adelante cogerá objetos, los manipulará y posteriormente señalará lo que quiere. Está sentando las bases de su condición humana y la atención juega un papel importante en su desarrollo.
Posteriormente será capaz de ser cada vez más selectivo en los estímulos a los que presta atención, olvidando aquellos que no le producen placer o no sirven para conseguir un fin. Este cambio le está preparando para solucionar los problemas que tendrá más adelante. Ya no necesita tanto abrirse a todas las experiencias posibles sino más bien descubrir las posibilidades que le ofrece el medio. Y así nace la concentración.
En este mundo actual en el que no concedemos tiempo a nada, donde los libros se hacen cada vez más delgados con el afán de que ser leídos en su integridad y las noticias se sintetizan hasta convertirlas en titulares, es díficil educar a nuestros niños en la concentración. Pero precisamente por ello es imprescincible trabajar esta faceta en ellos.
Para conseguirlo, a partir de los dos años, no los saturemos de estímulos. Cuando se aburra de un objeto ayudémosle a explorar nuevas facetas que se le pueden haber pasado por alto.
En esta época de regalos a los niños busquemos juguetes que puedan ser usados de múltiples formas. No les demos todos los regalos a la vez. Regalen objetos que despierten y estimulen su imaginación, sus habilidades personales y sociales. ¿Difícil? Tanto más cuanto más mecánicamente nos hayamos metido en la sociedad de consumo. Pero no desesperen, sus hijos sabrán sacarle todo el provecho a la caja de cartón donde venía ese juguete superfantástico que dejó de funcionar a las 24 horas de usarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario