El Ministerio de Trabajo está desarrollando una ley que permita a las familias con algún hijo que sufra cáncer o una enfermedad grave reducir su jornada laboral para dedicarse a su cuidado. Se trata de enfermedades que precisan hospitalizaciones o cuidados de larga duración.
La ley entró en vigor el 1 de enero y está a la espera de que se determine el concepto de enfermedad grave.
Los formularios para la tramitación están ya a disposición de los solicitantes en la página web del Ministerio.
No cabe duda de que es un avance en la conciliación de la vida laboral y familiar. El cuidado de un hijo enfermo supone un esfuerzo físico, psicólogíco y emocional lo suficientemente fuerte como para no tener también que añadir el económico.
Pero seguimos planteándonos qué ocurre con aquellos padres que tienen un hijo con trastorno del desarrollo y precisa frecuentes revisiones médicas, psicológicas y tratamientos rehabilitadores ¿Cómo conciliar el trabajo con los cuidados especiales que requiere un hijo en estas circunstancias?
Es cierto que un hijo hospitalizado requiere la presencia de sus padres para que le den seguridad y fortaleza, pero no lo es menos que un hijo con trastorno del desarrollo también precisa que sus padres puedan tener el tiempo de poderlos llevar al médico, a atención temprana, al psicólogo o al rehabilitador que precisen, sin contar con que la probabilidad de caer enfermos es más alta que en los demás niños.
Una sociedad que no facilita a los padres la posibilidad de cuidar adecuadamente de sus hijos viola el derecho de sus ciudadanos más jóvenes a un desarrollo óptimo de sus potencialidades y lo que sería mas grave, pensamos que puede conculcar uno de los artículos constitucionales más fundamentales: el deber de auxlio.
Quizás sea el momento de que las asociaciones de padres y profesionales de atención temprana ayuden al Ministerio a entender que el concepto de "enfermedad grave" debería integrar a los trastornos del desarrollo.