Desde los años 70 los llamados cuentos de hadas han sufrido un menosprecio incomprensible. Tachados de violentos, sexistas o estúpidamente fantasiosos, se les ha hecho desaparecer o se han reescrito para, según decían, adaptarlos a los niños de los nuevos tiempos.
Quien así procede ignora que los cuentos llamados de hadas han sido transmitidos por vía oral a través de los tiempos con grandes similitudes de temas en diferentes culturas. Esto sólo puede significar una cosa: que son útiles para enseñar a vivir. Su lenguaje es metafórico porque habla al inconsciente, y sus personajes son arquetipos que pueden ayudar para resolver un problema.
Todos los cuentos, igual que los dibujos animados, no son para niños, algunos son útiles para la iniciación a la adolescencia e incluso en nuestra adultez pueden servirnos de guía en momentos de crisis. Por lo tanto es bueno conocerlos y comprender su mensaje antes de contarlos por simple entretenimiento.
Parece que en la actualidad se comienza a retomar la importancia del cuento de hadas ¿Es casualidad que el cine vuelva a ocuparse de cuentos como Caperucita o Alicia en el pais de las maravillas y próximamente Hansel y Greter? Pienso que no.
Cuando un niño tiene un cuento favorito es que se identifica con el problema planteado al protagonista, y precisa que se lo cuenten muchas veces a fin de interiorizar la solución del problema.
Para quien quiera profundizar en la comprensión del sentido de los cuentos existen al menos dos libros recomendables:
El psicoanálisis de los cuentos de hadas. Bruno Bettelheim.
Mujeres que corren con los lobos. Clarissa Pinkola Estés