sábado, 3 de septiembre de 2011

Primer día de cole. Cómo mitigar la angustia

Comienza septiembre y con él el cole.
Para muchas familias significa la primera vez que sus hijos se separarán del círculo familiar para acudir a la escuela. Resulta duro tanto para el hijo o la hija como para los padres que los deben dejar en manos cariñosas pero extrañas. La escuela es un cosmos nuevo para el niño de la que sus padres no forman parte. Debe dejarse cuidar por personas desconocidas, entablar relaciones con otros niños, esperar turno, y otras muchas cosas a las que quizás no esté acostumbrado. Todo ello provoca desazón en no pocos niños que se traduce en falta de apetito, llantos incontrolados cuando pierden de vista a sus padres y alteración del sueño.
Es cierto que existe un periodo llamado de adaptación para que el primer contacto sea lo más suave posible. Si visitamos una escuela infantil durante el mes de septiembre vemos que ese periodo es el tiempo que lo niños no paran de llorar. Quizás el periodo de adaptación sea el tiempo en el que el niño acaba por comprender que aunque llore su llanto no causará el efecto deseado de que la presencia de sus padres se materialice y sea izado en sus brazos fuera del recinto escolar.
Me pregunto si no habrá otro modo de iniciar la andadura en la escuela.
Propongo un modelo por si las escuelas infantiles quieren adoptarlo, no cuesta más trabajo y puede ahorrar algunas lágrimas.
Si se trata de bebés es conveniente mantener una charla larga y distendida donde los padres hablen de las características propias de su hijo, las cosas a las que está acostumbrado y al modo de hacerlas. Por ejemplo si está acostumbrado a que le vistan de una determinada manera, o a escuchar cantar mientras espera comer, etc., la cuidadora debe conocerlo para actuar en consecuencia. De esta forma el bebé notará menos diferencia y se mantendrá más tranquilo.
Si se trata de niños a partir del año es conveniente que los padres acudan solos a la escuela infantil donde conocerán a las o los profesionales y podrán familiarizarse con los espacios. Posteriormente los padres llevarán a sus hijos y les presentarán a la seño, previo saludo afectuoso para mostrarle al hijo que existe estima y confianza entre ellos. Serán los padres los que muestren el recinto al hijo y se mantendrán con ellos toda la sesión. Será como una visita a un amigo querido. Es fundamental si queremos que nuestro hijo se mantenga confiado en el cole. Estas sesiones se repetirán al menos durante una semana, intercalando cada vez más momentos en los que los padres no se mantendrán visibles a los ojos del hijo aunque estén presentes y asequibles llegado el caso.
Es cierto que no pocos padres trabajan y que excusan su presencia por este motivo, pero vale la pena dejar algunos días de vacaciones para esta ocasión, el desarrollo emocional de vuestros hijos lo merece. Dadles tiempo para que creen un apego seguro con su nuevo cuidador, al mismo tiempo que le ahorráis la amarga impresión de que lo abandonáis sin más en manos extrañas.

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