miércoles, 9 de noviembre de 2011

Jugar a las casitas, un test de socialización

Para jugar a las casitas se precisa desarrollo de la observación, el lenguaje y la comprensión de las situaciones sociales.  Los niños que lo juegan suelen imitar los roles que ven en casa, el niño imitará a papá y la niña a mamá. Observar a los niños jugar a las casitas da una idea fidedigna del modelo de familia que poseen, la atención que les prodigan sus padres, el estilo de vida familiar e incluso el modelo educativo que le aplican. Si le pegan a la muñeca para enseguida abrazarla y besarla podemos afirmar que aplica la misma ambivalencia que le aplican sus padres.
Una niñita de 4 años le propone a su abuela jugar a las casitas, naturalmente ella era la mamá y la abuela la niña. Corre -le dice a su abuela- no te entretengas, cómete esto por el camino que vas a llegar a tarde a la clase, no te manches y date prisa que mamá va a llegar tarde.
Es un caso típico del estrés que viven las familias y con ellas los niños para los que no hay tiempo o estamos demasiado cansados para contarles cuentos, enseñarles habilidades de autonomía, o simplemente estrechar lazos realizando placenteras actividades en común.
Si quieren conocer más de ustedes como padres jueguen con sus hijos a las casitas, y déjense retratar por sus infantiles y observadores ojos. Créanme, aprenderán mucho.                                    

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