
Una niñita de 4 años le propone a su abuela jugar a las casitas, naturalmente ella era la mamá y la abuela la niña. Corre -le dice a su abuela- no te entretengas, cómete esto por el camino que vas a llegar a tarde a la clase, no te manches y date prisa que mamá va a llegar tarde.
Es un caso típico del estrés que viven las familias y con ellas los niños para los que no hay tiempo o estamos demasiado cansados para contarles cuentos, enseñarles habilidades de autonomía, o simplemente estrechar lazos realizando placenteras actividades en común.
Si quieren conocer más de ustedes como padres jueguen con sus hijos a las casitas, y déjense retratar por sus infantiles y observadores ojos. Créanme, aprenderán mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario