Los recortes presupuestarios hacen estragos, y más que nunca a la educación infantil de primer ciclo. Aunque según las declaraciones del ministro de educación, pronto no podremos hablar de primer ciclo, ya que para él este tramo es asistencial.
A esta perla se une la desaparición del plan de creación de plazas de escuelas infantiles para menores de tres años (tenía que renovarse en 2012 y no va a ocurrir). La supresión del plan que surgió como una posibilidad para la conciliación familiar acaba de esfumarse. Implica que algunas familias se quedarán sin un puesto para su hijo en una escuela infantil.
Puede ser la primera onda de la pedrada que soportará el estanque de la educación infantil. ¿Qué pasará con los convenios existentes entre la administración educativa y las escuelas de ámbito privado que las hacen asequibles a las familias más desfavorecidas? Además el ajuste puede llegar a Andalucía de forma dramática. ¿Qué será del plan integral de atención temprana para atender a niños con trastornos del desarrollo y que debía establecerse entre educación y salud e igualdad y bienestar?
Demasiados interrogantes para conseguir el sosiego y optimismo necesario para quienes día a día se enfrentan a la ardua tarea de cooperar con los padres en el desarrollo armónico de los integrantes más pequeños de nuestra sociedad.
La edad 0-3 años es la más vulnerable del ser humano. En esta etapa tenemos que contar con profesionales que pongan conocimiento, amor y seguridad si queremos que nuestros niños lleguen a ser ciudadanos sanos, emocionalmente estables y éticos. Se merecen lo mejor en todos los sentidos.
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