viernes, 8 de agosto de 2014

La banalización de la educación

En nuestro pais las etapas de infantil, primaria y secundaria obligatorias llevan el sustantivo de educación y no enseñanza.
La diferencia es abismal. La educación supone enseñar aquello que nos ayuda a vivir, convivir y ser felices.
La educación debe ser como ese rocío que vivifica la planta y le da tersura.
Esto nos aleja de un sistema de acumulación academicista de datos o actividades que forman parte de un curriculum muerto, donde las habilidades para la vida personal y social no tienen cabida.
Leia en una revista especializada para padres como una madre se quejaba de que su hija de infantil había suspendido el uno. Si, a la chiquita de tres años se le resistía la grafía del número uno y la tutora le había dado fichas para recuperar. Esto es a lo que me refiero cuando hablo de curriculum muerto. Es a lo que llamo banalización de la educación. Quien esto hace deja sin columna vertebral los objetivos de la educación para convertirla en una cáscara huera y sin sentido.
Obsesionados por el curriculum que viene a lomos de unos libros con datos que memorizar o de fichas que hay que hacer no queda tiempo para que los niños investiguen, vivan, aprendan relacionando y aplicando lo que aprenden a su vida.
Se habla mucho del éxito del alumnado finlandés y del fracaso de nuestros niños. Se han dado muchas explicaciones pero habria que hacer un análisis sin prejuicios ni complejos acerca de la realidad de nuestras escuelas. Afortunadamente hay mucha gente que lo hace bien, pero deben ser muchos más. Mientras no lo hagamos nuestros niños arrastrarán una pesada mochila de aprendizajes sin sentido que olvidarán pronto y lo que es peor no verán la escuela como ese lugar amigo a quien le deben en gran parte ser las personas libres, felices y buenas que deben ser.

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