
Ahí comienza el problema para muchos padres, magnificado cuando es la primera vez que se enfrentan a esta situación. Casi todos quieren que sus hijos gocen en el centro al que acudan de la mayor integración posible, aunque esto signifique sacrificar tratamiento por parte del especialista del centro. Cuando esta situación se conjuga con la petición a la administración de salud de un tratamiento en atención temprana más intensivo, no deja de ser una paradoja que podríamos analizar.
¿Acaso los padres no otorgan a los especialistas que ejercen en los centros educativos un nivel de especialidad tal que les ofrezcan garantía de un tratamiento eficaz?
Tal vez tenga más que ver con el papel que para la sociedad está ejerciendo la escuela. Es posible que se vea a ésta más como un lugar de socialización que de aprendizaje. Si bien es cierto que aprendemos en relación con otros, no todo el mundo tiene las competencias adecuadas para ello, algunos precisan más intención en el proceso de aprendizaje, metodologías específicas y mayor intensidad en el tratamiento.
Me pregunto si se le pudiera ofrecer a los padres de niños con dificultad grave para el aprendizaje aulas específicas de educación especial con personal especializado en diferentes trastornos y que agruparan alumnado de una edad más homogénea, reaccionarían más favorablemente a esta propuesta .
Podría ser labor de las asociaciones de padres, y este es un punto que dejo para el debate y la reflexión.
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